Una profesión dura

No es fácil imaginar cómo los aleros podían conducir río arriba las embarcaciones cargadas en las difíciles condiciones en que debían desempeñar su trabajo. Aunque en la documentación disponible, no se expone explícitamente la forma de trabajo, es muy posible que acondicionaran el lecho del río eliminando gravas y piedras para tratar de reducir las zonas de corriente rápida y obtener una pendiente más uniforme. Asimismo todo parece indicar que cuando era necesario las alas eran arrastradas desde tierra por bueyes o caballerías que avanzarían posiblemente por un camino que bordearía la orilla del río, pues el Fuero de Ferrerías de 1.335 ordena "que les den camino por tierras secas, fuera de los vados y ríos, para que las alas puedan traer el hierro"(1).

Asimismo los aleros empujaban las embarcaciones introducidos en el río. El citado libro de caminos señala que en 1.781 "... la ría desde Alzola a Deva es inavegable, si no es en ciertas temporadas y entonces con unas chanelas pequeñas que suben la corta cantidad de 15 quintales y se mueven a fuerza de brazos, caminando los hombres dentro del agua, desnudos de medio cuerpo abajo, con mucha indecencia y con peligro manifiesto de mojarse las armas y mercaderías que se transportaban en ellas".

En los tramos de corriente tranquila y más profundidad, debían utilizar una larga pértiga de madera con una protección puntiaguda en uno de los extremos que el alero situado en la parte delantera de la gallupa apoyaba el otro extremo de la pértiga en su hombre y sujetándolo fuertemente con su manos lo clavaba en el lecho del río. En esta posición caminaba sobre la embarcación hacia el extremo posterior, y al estar la pértiga clavada en el fondo del río el trabajador se mantenía fijo, en la misma posición respecto a la orilla y era la gabarra la que se movía hacia adelante. Este método de mover embarcaciones se utilizó hasta hace pocos años por los areneros del Urumea.

ChanelasChanelas, posiblemente derivadas de las antiguas alas o gallupas, dedicadas a la pesca de angulas a principios de los años cincuenta.

GallupaLas embarcaciones derivadas de las primitivas alas o gallupas han sido utilizadas hasta fechas recientes para el transporte entre orillas, en este caso de personas.

En estas condiciones el trabajo era muy duro y sujeto al régimen variable del río, a pesar de lo cual el tráfico fue muy intenso y dio lugar a abundante documentación que ha sido estudiada en detalle por José Antonio Azpiazu y Luis Miguel Diez de Salazar (2).

Basta señalar que en 1564 Joan Martínez de Churruca, maestro arcabucero de Placencia se comprometió a entregar en Alzóla, nada menos que 5.000 arcabuces que una vez empacados en cajas de madera, conteniendo 100 unidades cada una. debían ser trasladados por vía fluvial primero a Deba y luego a Lisboa. Por las mismas fechas en Alzola estaban preparados para ser embarcados en alas, 534 rejas grandes, 2.220 pequeñas, 1.070 azadones, 674 azadas y 8.500 kgs. de hierro elaborado (3).

En muchos casos los aleros eran trabajadores autónomos, con embarcaciones propias o arrendadas, generalmente a algún propietario de lonjas o a comerciantes.

Los contratos de trabajo, eran frecuentes, señalando únicamente como ejemplo, que en el año 1.633 se firmó un "...contrato de trabajo entre un joven con 17 años de Mendaro y Domingo de Alzola, vicario foráneo del barrio de Alzola durante 3 años. Su compromiso se basa en el trabajo diario que hacían los mozos del servicio de aleros en el puerto fluvial. No podía faltar ni un día puesto que los que perdiera los tenía que cumplir doblemente a la finalización del contrato, contando además que los gastos de traerle los pagaba él mismo. El salario era de 10 ducados anuales, además de el calzado, darle de comer y la cama".(4)

En la tradición oral también han quedado recuerdos del oficio de gallupero, así un vecino del caserío Torre de Astigarribia, contaba que "En cierta ocasión un alero que bajaba por el río con su gabarra cargada escuchó el grito de una mujer desde la orilla y acercándose a ella, ésta le comentó haber si tenía la amabilidad de llevarle hasta Deva, a lo que el alero contestó afirmativamente. Una vez que la mujer se acomodó en la embarcación, el hombre comenzó a tirar de la misma con la pértiga y después de varias horas no se había movido del sitio y ante la extrañeza del alero por tal circunstancia le preguntó si era bruja, contestando ésta con un alarido y lanzándose al agua desapareció y así pudo el pobre alero continuar su camino hasta Deva". (4)

Hacia finales del siglo XVIII con la construcción de carreteras que permitían la circulación de carruajes transportando mercancías la actividad de los galluperos, que llegó a ocupar a un notable número de trabajadores decayó rápidamente hasta desaparecer el oficio.

 

(1) Fuero de Ferrerías de los Valles de Mendaro. Ego y Lastur (1335).

(2) Sociedad y Vida Vasca en el siglo XVI. Mercaderes Guipuzcoanos. Jose Antonio Azpiazu Elorza. Ferrerías de Guipúzcoa. Luis M. Diez de Salazar

(3) Fabricación y Comercialización de Armas en el Valle de Deba (1550-1600). José Antonio Azpiazu.

(4) Apuntes Históricos de Elgoibar. Koldo Lizarralde Elberdin