Aquellos viejos cacharros

En los años veinte comienza a generalizarse en nuestro entorno la utilización como taxis de los automóviles de la época, generalmente de color negro, de gran cilindrada y consumo de unos 20 litros de combustible por cada 100 kms., siendo los más populares los Fiat, Austin y los Ford 4. Llegaban a tener una capacidad de hasta 7 clientes (dos junto al conductor y 5 en la parte trasera, de ellos 2 en asientos plegables, conocidos como "transportines" y que para comunicarse con el taxista disponían de un llamado "telefonillo" o "trompetilla").

El cliente, "subía" al taxi utilizando un escalón lateral y las bocinas, situadas en el exterior, al igual que los taxímetros de "carraca" eran de los conocidos como de "perilla" y llamados en el argot "espanta viejas". El taxista desempeñaba su trabajo a la intemperie pues únicamente se protegía la vista del conductor mediante un cristal delantero en forma de V.

A partir de los años cuarenta se endureció más el trabajo de los taxistas, pues únicamente se disponía de deteriorados vehículos supervivientes de la guerra civil a los que por falta de gasolina, hubo de adaptar el gasógeno para producir gas pobre empleado como carburante para lo que era necesario transportar cantidades importantes de carbón vegetal, bien protegido de cualquier humedad, a fin de cargar periódicamente el gasificador. A principios de los años cincuenta la situación del parque de taxis era muy mala hasta que, en 1.953, se producen importaciones de Citroen 11 Ligero y Peugeot 203 que, comprados por los taxistas a 75.000 pesetas, conllevaron una mejora sustancial del servicio.

diligenciasLas diligencias se han utilizado como medio de transporte durante siglos. Fotografía tomada frente al antiguo Hotel Idarreta de Bergara. (Cedida por la familia Idarreta).