REDERAS

Las artes de pesca de cerco consisten en un gran rectángulo de red con el que el barco rodea los bancos de peces. Como quiera que en la parte inferior, donde se encuentra el lastre que garantiza la extensión vertical de la red, va provista de anillas por las que pasa un cabo (jareta) lo que permite cerrar el arte por debajo, embolsando el pescado. La parte superior está provista de flotadores que forman una barrera en la superficie.

Los elementos básicos que componen una red son las mallas, paños, relingas, cabeceros, cabos de virado y entrallado. Existen diversas clases y medidas de artes adaptadas a las embarcaciones que las van a utilizar y a la pesca que se prevé llevar a cabo.

Según AZTI en 2005 lo utilizaban 70 barcos desigualmente distribuidos en diez puertos de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

Las artes de cerco se emplean en la pesca de bajura que se practica hasta 50 millas de la costa dedicándose preferentemente a la captura de anchoa, sardina, chicharro, verdel y otras especies pelágicas además de cebo vivo que se empleara en la campaña de túnidos.

Sus medidas son variables pudiendo llegar hasta 500 metros de longitud por 80 de altura. Generalmente los barcos utilizan tres tipos de redes:

  • De primavera utilizadas principalmente para la pesca de anchoa.
  • De verano para capturar cebo vivo y
  • Redes “para piedra” utilizadas para la pesca en fondos sucios y poco profundos.

Pero las redes, uno de los principales medios utilizados en la pesca, se deterioran con el uso lo que obliga a su restauración que cuando es de poca importancia se lleva a cabo a bordo pero en todos los demás casos en tierra de lo que se ocupan las conocidas como rederas, artesanas especializadas en este trabajo, así como en la elaboración de las nuevas artes cuando las necesidades lo requieren.

Reparando redes. (Fotografía cedida por el museo de Ondarroa)Reparando redes. (Fotografía cedida por el museo de Ondarroa)

Se trata de un trabajo tradicional de carácter familiar cuyo aprendizaje se ha transmitido de madres a hijas o parientes cercanas y muy irregular en el tiempo pues en las épocas de pesca de anchoa o verdeles se acumula el trabajo que desaparece cuando la flota pesquera no se hace a la mar. Habitualmente se ha llevado a cabo a la intemperie soportando las inclemencias climáticas en los muelles de nuestros puertos pesqueros. Según las últimas informaciones disponibles, a finales de marzo del 2011, un total de 64 rederas seguían ejerciendo el oficio en las costas de la CAPV, de ellas 24 en Getaría, 15 en Hondarribia, 12 en Orio, 6 en Ondarroa, 4 en Lekeitio y 3 en Bermeo. Sin embargo la elevada edad media de las que actualmente ejercen este oficio y la falta de relevo generacional hacen cuestionar el futuro de esta actividad.

Es oportuno recordar que fueron las rederas, en su mayoría de Ondarroa, las que enseñaron a las eibarresas Zubieta y Osoro, entre otras, a fabricar guarda – faldas. La demanda de bicicleta llamadas “de señora” empezó a tener entidad avanzados los años cuarenta del siglo XX. Su fabricación, concentrada en la época en Eibar y en menor medida en Cataluña exigió disponer de estos vistosos accesorios, también conocidas como redes, que se colocaban en la rueda trasera con finalidad decorativa, pero sobre todo para impedir que las faldas se enredaran en los radios de las mismas. El cambio en las costumbres como el uso del pantalón por las mujeres, hizo innecesario este complemento.

Las hermanas Rufina y Primitiva “Primi” Irigoyen Burgaña son dos conocidas “sare konpontzaile” de Getaria que han ejercido durante décadas este oficio y que lo siguen practicando con las que hemos tenido oportunidad de conocer particularidades de este trabajo.

Algunos problemas importantes

Habría que señalar, al menos dos tipos de cuestiones importantes. Por un lado las negativas consecuencias para la salud de la práctica de este oficio y por otro el hecho de no estar incluidas entre los trabajos del “Régimen especial de la Seguridad Social de los trabajadores del mar”.

En relación con el primero señalar como lesiones más habituales las contracturas de espalda y cuello y las tendinitis en hombros, brazos y muñecas así como el desgaste de rodillas que se espera puedan verse reducidas al realizarse el trabajo en espacios cubiertos destinados específicamente a estas tareas y mejoras en los medios utilizados (sillas, postes de sujeción de redes, tijeras, guantes, carro utilizado para el transporte e indumentaria personal). Todo ello sin perjuicio del derecho de este colectivo a la enfermedad profesional.

En cuanto a la segunda de las cuestiones que les obliga a cotizar generalmente como autónomas se trata de mediante cursillos de formación de duración a demanda, obtener una titulación de Formación Profesional que les permita su incorporación como profesionales a la legislación vigente. El 26 de enero del 2012 se entregaron los primeos 61 certificados de profesionalidad en “confección y mantenimiento de artes y aparejos”. Las hermanas Rufina y “Primi”, a las que nos hemos referido anteriormente citan a Josune Rentería de Bermeo presidenta de la Asociación de Rederas de Euskadi como propulsora incansable hasta alcanzar este objetivo.

Por último referirnos a la retribución de las rederas que se lleva a cabo o bien en función de las horas trabajadas o “a la parte” del barco como es habitual para los pescadores. En el primer caso se sitúa entre los 9 / 10 € la hora y en el segundo en función de lo pescado haciéndose cargo el armador del coste de la cotización a la Seguridad Social.