Los carteros

Los carteros han tenido tradicionalmente detalladas de manera muy  específica sus tareas, estando sujetos a un régimen riguroso. Basta como ejemplo que en el reglamento disciplinario estaba prevista su militarización en algunos supuestos, como la huelga "con el rango de cabos".

Su retribución era inferior a la de los trabajadores de una cualificación similar, si bien cuando lograban superar la oposición, "los exámenes", y alcanzaban la condición de funcionarios, su empleo quedaba asegurado, aunque hace cinco ó seis décadas esta circunstancia no era excesivamente valorada por su escasa compensación económica. Los veteranos recuerdan que cuando se incorporaban "a correos" los que allí trabajaban les hicieron saber que "no pensarás vivir de esto. Tendrás que buscarte algo que complemente el sueldo que aquí te van a pagar". A pesar de todo era frecuente la contratación de familiares de los empleados.

En nuestro país muchos de los que provinentes de la inmigración que se incorporaron a correos para cubrir vacantes hacia 1950/60 terminaron abandonando esta ocupación en las zonas donde había otras oportunidades laborales. Sin embargo los carteros que se mantuvieron en el oficio han desempeñado una función social muy importante. Por el trato personal que mantenían con los destinatarios de correspondencia posiblemente nadie mejor que ellos, sobre todo en poblaciones pequeñas, conocía las peculiaridades del vecindario, siendo una de sus características la gran discreción.

Era frecuente que la casi cotidiana relación de los carteros con las receptoras de la correspondencia acabara en afecto y hasta en relaciones amorosas y matrimonio. Asimismo muchas personas mayores tuvieron en los carteros a sus informantes y confidentes, lo que en buena medida rompía su aislamiento.

El correo que en los años setenta parecía que en poco tiempo iba a ser sustituido por medios de comunicación como el télex y el fax, ha dado muestras de gran capacidad de adaptación a las nuevas situaciones, ofreciendo productos innovadores que han hecho que las últimas décadas haya tenido una gran expansión. Actualmente en el conjunto español cuenta con diez mil puntos de atención, gestionando unos cinco mil millones de envíos postales empleando a sesenta mil trabajadores. La implantación del correo electrónico supone un nuevo reto.