Cesteros tradicionales

El desarrollo humano conllevó la necesidad de conservar y trasportar los más diversos productos o cosas, para lo que empezaron a utilizarse los cestos, entendidos como recipientes formados por el entrecruzamiento de diversas materias vegetales flexibles. Con el transcurso del tiempo el hombre fue adaptando estos enseres a las necesidades que se le fueron planteando, utilizando nuevos materiales y técnicas para su elaboración, que tradicionalmente tuvieron un marcado carácter artesanal.

Este tipo de cestos ha estado muy presente en nuestra vida cotidiana hasta la generalización del empleo de la goma y las materias plásticas en su elaboración. La producción tradicional ha tenido una notable concentración en determinados pueblos o zonas de nuestro país, destacando la cuenca del Ibai-eder (Urrestilla, Nuarbe, Matxinbenta), en Oñati Segura, Zumárraga y Astigarraga en Gipuzkoa o Uharte en Navarra y Muxika, Munguía, Lezama y Durango en Bizkaia.

Dentro de las distintas clases de cestería, nos vamos a referir a la que utiliza la técnica del entrecruzado de flejes de castaño, una de las empleadas en nuestro país. Posiblemente el artesano más destacado en esta especialidad, durante las últimas décadas, sea el bizkaino Juan Unzueta Solaegui, que a su gran dominio de esta especialidad une una dilatada experiencia de más de setenta años en este trabajo.