Cronometradores

Los primeros años cincuenta trajeron en la fabricación en serie, entre otras muchas novedades, la generalización de la figura del cronometrador, consecuencia de la necesidad de aumentar la producción sin más medios productivos, muy difíciles de obtener en época de restricciones y cupos.

Su función era determinar el tiempo normal en que debía realizarse una determinada operación, para lo que utilizaba un cronómetro, un tablero en el que apoyaba el papel donde anotaba los tiempos que iba observando y la evaluación de la actividad a la que se estaba trabajando, y una regla de cálculo con la que llevaba a cabo las operaciones finales. Teóricamente, cualquiera que fuera la voluntad del trabajador (mayor o menor ritmo), al estimarse una actividad, el “tiempo normal” debía de ser el mismo. El cronometraje permitía fijar, "el rendimiento mínimo", es decir, el número de operaciones por hora que había que realizar y por debajo del cual cabía ser sancionado. Pero sobre todo servía para fijar la prima o destajo (tanto por operación o pieza) para motivar al trabajador.

Los cronometrajes eran continuos, bien por modificación de los métodos de trabajo o por la puesta en producción de nuevas piezas y en ocasiones maquinaria de nueva adquisición. También era frecuente, en medio de una notable picaresca, una especie de consenso o acuerdo para fijar las primas o destajos.

CronometradorAsí ha visto Julen Zabaleta al cronometrador.

De los diversos sistemas utilizados el más extendido fue el Bedaux, llegando a que se considerara "que trabajaba a Bedaux" al que tenía establecida su prima o destajo por este medio. En realidad se trataba de un perfeccionamiento de los trabajos de Taylor de los primeros años del siglo. Posteriormente se empleó el llamado “Centesimal”. También, pero aunque en mucho menor medida se aplicó el MTM (tiempos predeterminados).

Los cronometradores  eran elegidos entre los trabajadores de reconocida consideración profesional y fuerte personalidad, aunque en ocasiones no aceptaban por las diferencias que habitualmente surgían sobre los tiempos asignados a las operaciones y que los afectados consideraban insuficientes.

La retribución de los cronometradores era superior a los trabajadores de cualificación similar.