Porteros, Listeros y Cronometradores

El desarrollo industrial guipuzcoano, con la puesta en marcha de fábricas de cierta entidad para la época, fue muy importante a partir de la década de los años cuarenta del siglo XIX, registrándose la dispersión geográfica y la especialización sectorial de los distintos valles, lo que con el transcurso del tiempo ha dado lugar a que se identifique con el nombre de la actividad u oficio predominante a las entidades de cada lugar, entre otros a los de Eibar (armeros), Bergara (mahoneros), Mondragón (cerrajeros), Azkoitia (alpargateros), Tolosa (papeleros), Beasain (vagoneros), Oñate (chocolateros) y Rentería (galleteros).

En la cuenca del Oria se inició la concentración de la producción de papel con La Esperanza (1841), Echezarreta (1843) y La Providencia y Araxes ambas en 1858. A su vez aunque la industria textil tiene su principal referente en Vergara con la Algodonera de San Antonio (1846) fueron también muy importantes Brunet y Cia (1845) en Oria, La Sociedad de Tejidos de Lino (1845) de Rentería, La Fabril lanera de Zarauz y La Casualidad (1859) de Tolosa. En la cuenca del Deba caracterizada por su tradicional especialización en la fabricación de armas (sobre todo en el triángulo formado por Placencia, Eibar y Elgoibar). Hay que destacar la eibarresa Orbea (1840) y Resusta y Vergarajauregui, que en 1869 pusieron en marcha lo que más tarde sería la Unión Cerrajera de Mondragón, nuestro gran fabricante de cerrajería.

También hay que señalar que las limitaciones impuestas al desarrollo industrial de Irún por razones fiscales le impidieron seguir el camino del resto de la provincia con excepciones como Porcelanas del Bidasoa (1858) y beneficiaron a Rentería donde se ubicó, entre otras, la ya citada Sociedad de Tejidos de Lino (1845). En el Goierri hay que resaltar la Fábrica de Hierros de San Martín (1860), antecedente de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) de Beasain. A su vez, en el Bajo Urola, en Arrona (Cestona), en 1859, Eusebio Gurruchaga puso en marcha Nuestra Señora de los Dolores, que puede considerarse como la primera fábrica productora de cemento.

Pero fue a partir  de 1876, coincidiendo con el final de la II guerra Carlista y hasta avanzado el primer tercio  del siglo XX, cuando se registró un gran desarrollo de la industria guipuzcoana, caracterizada por los aumentos de las producciones anteriores, el inicio  de otras, sobre todo en los transformados metálicos, y la diversificación de los bienes de consumo. La evolución de las tecnologías de fabricación, fue también notable.

Tras los avatares anteriores al desastre de la guerra civil, a su término se inició la recuperación en un contexto político y social singular con organizaciones empresariales adaptadas a las circunstancias, apareciendo oficios y trabajos como los de porteros, listeros y cronometradores, hoy desaparecidos o con tareas muy distintas.

Plantilla de ALFAPlantilla de ALFA, frente a la portería, a mediados del siglo XX. (Cedida por ALFALAN S.A.).