Curtidores

El hombre, desde tiempo inmemorial ha tenido que protegerse del medio hostil en que ha vivido y para ello pronto descubrió la gran idoneidad de las pieles de los animales que cazaba. Sin embargo, su utilización más ventajosa sólo se consiguió mediante un tratamiento -el curtido- que los transformara en cuero de mucha mayor duración y flexibilidad.

La técnica para obtener el cuero, se ha ido perfeccionado lógicamente con el transcurso del tiempo y más aceleradamente en la medida en que aumentaba su demanda para los más diversos usos, desde la fabricación de arneses hasta calzados o atalajes de las caballerías y más recientemente para productos de uso industrial como prendas de protección o correas de transmisión o como materia prima para los marroquineros o tafileteros (carteras, bolsos, maletas, cinturones, etc.) entre otros.

CurtidoresVista interior de una fábrica de curtidos posíblemente de principios de siglo.

El curtido hasta épocas recientes, en opinión de todos los que lo han conocido, ha requerido "un proceso muy largo y latoso" realizado en ambientes húmedos y ventilados, utilizando materias difíciles que lo han convertido en singularmente penoso. Las curtiderías (los diccionarios hablan de curtidurías) se han ubicado espacialmente en numerosos lugares produciéndose una cierta concentración en el Alto Deba. Los años cuarenta Antzuola, contaba con cuatro instalaciones (Barceno Hnos., Olaran, Tellería y Galarza Hnos. y Arbulu) y Oñate con una, la de Arra-zola. En Hernani se encontraban dos (las de Montes y Puig) al igual que Deba (Markiegi y Muñoz Mendizabal).

Eran pequeñas empresas que cada una empleaba entre 10 y 20 trabajadores muy polivalentes, que vendían su producción a almacenes,quienes a su vez abastecían a los fabricantes de los productos finales. Una buena parte de estos intermediarios estaban en Madrid, en la zona conocida como Ribera de Curtidores.