Declive en los años cincuenta

El largo y costoso proceso de curtido de pieles utilizado tradicional-mente por los gremios artesanos, sufrió importantes modificaciones en la segunda mitad del siglo pasado, de la mano de la revolución industrial. En 1890, las sales de cromo sustituyeron al tanino (según tipos de curtido) como sustancia curtiente y las pieles se introducían con estas sales en grandes tambores giratorios, denominados noques, reduciéndose el proceso de 12 meses a entre 4 y 8 horas. También en estos noques se efectuaban las labores de inmersión en cal, así como lavado y macerado, reduciéndose de esta forma el largo proceso de elaboración y preparación de las pieles. Estos tambores eran movidos inicialmente por ruedas hidráulicas y posteriormente por máquinas de vapor a través de poleas y correas.

arte de las operaciones de depilado y de descarnado se hacía en máquinas, aunque debió conservarse parte del trabajo manual con cuchillos curvos, según lo atestiguan fotografías del primer tercio de siglo.

 bomboEl recurtido para obtener determinadas cualidades del cuero, se llevaba a cabo en grandes bombos como los que muestra la fotografía.

El alisado y estirado, anteriormente hecho a mano, fue realizado por rodillos dispuestos con cuchillas que giraban a gran velocidad.

Los vertidos que originaban las curtiderías en los cursos de agua, principalmente de pelo, materias orgánicas, cal y otras sustancias, originaron los primeros casos de contaminación y quejas que se tiene constancia, y así en 1395, las autoridades locales de París, quisieron trasladar las labores que los curtideros desarrollaban en las orillas del Sena, a las afueras de la ciudad, aguas abajo .... "porque corrompían el agua necesaria a los ribereños y a los habitantes".

Posiblemente por las mismas razones, en nuestro país las curtiderías o tenerías también fueron relegadas en muchas ocasiones a las afueras de las poblaciones, instalándose en los arrabales, junto a los cursos de agua. En 1394 ya consta que en Deba los curtidores trabajaban "fuera de los muros de la villa" junto a la regata de Amillaga.

El trabajo siguió siendo en gran parte manual y especialmente desagradable, ya que las pieles en proceso de curtición desprendían fuertes olores, y los pelos arrancados, la grasa y restos de carne en descomposición hacían el trabajo desagradable y penoso, lo que sigue ocurriendo en los países menos desarrollados. A los visitantes de una curtidería marroquí les siguen facilitando un ramo de menta para paliar los aromas dominantes.

El declive de nuestras curtiderías fue rápido a partir de los años cincuenta al menos por dos razones. Por un lado, la mecanización del campo español y con ella la desaparición de las caballerías, así como la sustitución del cuero por plástico por ejemplo en la fabricación de calzado y por otra, por las posibilidades de empleo mejor remuneradas de los jóvenes en la industria metalúrgica en aquella época de fuerte desarrollo.

Pero tampoco pueden olvidarse las fuertes inversiones que requería el largo proceso industrial. Por otro lado, nuestras curtiderías asumieron el proceso industrial integral cuando los catalanes (sobre todo en Badalona) se especializaron en cada una de las fases.