Euskal Makila

Estos bienes tienen una gran tradición en nuestro país, constituyendo nuestro bastón y como hemos adelantado, han sido hasta épocas recientes algo consustancial a la indumentaria de las gentes de Euskal Herria. Iñaki Alberdi dispone de un muestrario de estos elementos de las últimas décadas en el que figuran un báculo fechado en 1884, otro de 1923, en el que se añade Gernika, otro en 1930 y varios sin referencia al año de su elaboración. 

Este artesano, único que se dedica profesionalmente a su elaboración, está especializado, como ya hemos dicho, en la fabricación de “euskal makilas” dotando a las que elabora de especificaciones características que las diferencian de las producidas en Iparralde.

Básicamente son dos las clases de makilas, las tradicionales, también conocidas como de ruta, y las de honor. Las primeras son para caminar o al menos acompañar al paseante y las segundas se entregan a autoridades y personalidades como símbolo de amistad, respeto y/o mando. Su elaboración es distinta, utilizándose en este último caso una madera más delgada, así como plata de ley y la alpaca. En las tradicionales o de ruta se emplea habitualmente el latón y la makila debe acomodarse a las características del usuario.

En el taller de nuestro artesano, donde trabajan otras dos personas, se elaboran del orden de 600 makilas al año.

MakilakMakilas construidas en el pasado. (Fotografía cedida por Iñaki Alberdi).

 

El inicio de la elaboración de la "Euskal Makila"

El comienzo de la fabricación de “Euskal Makilas” se remonta a 1980 por los dos hermanos ya citados y fue consecuencia del convencimiento de que existía una demanda que no podía atenderse por la cese en su actividad de artesanos que producían estos bienes y que en muchos casos era atendida por los artesanos de Iparralde.

A pesar del dominio de las técnicas necesarias para el trabajo de la madera, contaron con la ayuda del conocido especialilsta Cassau de Biarritz, al ser preciso el conocimiento de determinados modos en la producción de “Euskal Makilas”.

Las siete partes más características de las makilas son la bara de madera, el pomo, la empuñadura, los casquillos exterior e interior, el estoque y la punta que se asienta en el suelo.

En Iparralde están especializados en la construcción de makilas

  • Ainciart-Bergara en Larressore (Cambó)
  • Leoncini. Baiona Zarra, y
  • Harispuru Anaiak en Ibarolle (San Jean de Pied de Port).

Taller de construcción de makilasTaller de construcción de makilas. (Fotografía: Julen Zabaleta).

 

El proceso de elaboración

Lo primero que es obligado destacar en el caso de la elaboración de makilas que lleva a cabo Iñaki Alberdi es el carácter artesanal de todo el proceso.

El artesano dispone de un taller cercano a los 100 m2, utilizado parcialmente, en el que pueden verse un torno, modelo de los años sesenta, muy poco empleado actualmente, así como varios tornillos de banco con mordazas de madera, mesas de trabajo, una horma para el enderezado de los palos y una pequeña pulidora. En las estanterías se guardan numerosas y diversas limas, escofinas, punzones de varias formas, buriles, así como marcadores y martillos entre otras numerosas herramientas. Asimismo, se encuentran makilas de procesos de elaboración.

La madera constituye el elemento fundamental para lograr una makila de calidad, siendo las preferentes las de níspero y castaño silvestres. En primavera Iñaki acude a los Pirineos donde elige y marca los nísperos que por su rectitud, altura y grosor le parecen los más adecuados.

Sin embargo estas señales se ven alteradas por la acción de las lluvias o su falta, así como los cambios de temperatura, siendo lo más conveniente la alternancia de las lluvias y el calor. El corte de la madera elegida debe llevarse a cabo en invierno, con la luna en cuarto menguante, dando lugar este talado a nuevos brotes.

Una vez en el taller, el proceso continúa con el calentamiento de las varas, cuando todavía están verdes, en un horno, para proceder a quitarles la corteza mediante un cuchillo. En caso de que fuera necesario enderezar los palos, el artesano dispone de una horma donde se calientan utilizando un soplete. Una vez seco, se introduce en una mezcla de cal y agua durante unas dos horas para que adquiera el tono marrón oscuro que caracteriza a las makilas. Tras su limpieza se dejan secar al sol, no siendo conveniente usar estas varas hasta que transcurra, como mínimo, un año para que “la madera se asiente”.

En el extremo inferior de la makila se coloca un casquillo de latón repujado a mano con los motivos que el artesano decida, siendo frecuente también que figure su nombre y el del cliente, si lo desea, lo que se lleva a cabo manualmente utilizando punzón y martillo. Del mismo asoma una cruceta de acero que será la que esté en contacto con la tierra. En el extremo opuesto se coloca la empuñadura en el que va la rosca que sujeta la makila y cuyo exterior se forra con cuero trenzado y se le coloca una bola de cuerno. Se termina la makila encerándola.

Las piezas metálicas que llevan las makilas se producen de manera artesanal pero unitaria.

El resto de los elementos necesarios los compran en el comercio. La plata de ley, la alpaca y el latón los adquieren en chapas de 1m x 500 mm y espesor entre 0,50 y 0,70 mm.

Taller de construcción de makilasTaller de construcción de makilas. (Fotografía: Julen Zabaleta).