La fabricación de bicicletas

El inicio de la fabricación de bicicletas supuso una gran novedad, al exigir el dominio de tecnologías, en buena medida, desconocidas y por lo que suponía la rotura, en muchos casos, con los hábitos tradicionales. Tuvo una gran importancia la existencia en la época, sólo en Eibar, de casi tres centenares de talleres dedicados a la transformación metálica y una cincuentena considerados auxiliares, además de cinco fundiciones y tres forjas, en su gran mayoría ligadas a la producción de armas.

En la andadura inicial fue necesario contar con el asesoramiento de técnicos, básicamente franceses (de la región de Saint-Ètienne, con estructura industrial parecida a la eibarresa), que tenían una larga experiencia, pues no en balde, en Francia se inició la producción de bicicletas, que desde entonces, ha tenido siempre una notable entidad, tanto absoluta como relativa. Se contrató a estos expertos para que transmitieran sus conocimientos a los que se iniciaban en la novedosa actividad. Pero al dominio de nuevas tecnologías contribuyó, de forma muy importante, la buena preparación y destreza de los trabajadores eibarreses, que supieron adaptar una buena parte de los medios productivos disponibles, a la fabricación de las nuevas y complejas piezas.

Dominadas las tecnologías de producción de bicicletas, se fueron trasmitiendo, de modo que, con el transcurso del tiempo, otras empresas (Zeus, Echasa, CIL, Gamma, Abelux) iniciaron su fabricación, siendo durante años, eibarresa, toda la producción española. Además alcanzó una notable importancia la fabricación de partes y componentes de las mismas.

El proceso de fabricación era, para la época, complejo, debido a las numerosas piezas que era necesario producir. Entre las operaciones que se llevaban a cabo, el montaje y la alineación de las ruedas tenían una especial importancia y carácter, realizándolas mayoritariamente las mujeres.