El montaje de ruedas

Esta operación comenzaba colocando los radios (curvados y remachados en un extremo y roscados en el otro) en los carretes previamente montados. Las mujeres, sentadas frente a un banco de madera corrido, iban cogiendo los carretes con la mano izquierda y poniéndolos en posición inclinada, con la derecha iban introduciendo radios en los, generalmente, 32 a 36 agujeros del carrete. Terminado un lado, se le daba la vuelta para realizar la misma operación en el otro. Este trabajo no requería especiales conocimientos, aunque una cierta habilidad permitía hacerlo con mayor eficacia.

El siguiente trabajo era la colocación del carrete y los radios en la llanta, es decir, el montaje de la rueda, lo que presentaba alguna mayor dificultad. Al iniciarse la fabricación de las bicicletas, el trabajo era totalmente manual, pero con el aumento de la producción, se fue mecanizando.

Hasta mediados los años cuarenta del siglo XX, las trabajadoras, sentadas, sujetaban la llanta entre o sobre sus rodillas y utilizando las dos manos, iban introduciendo los radios (por su parte roscada) en la cabecilla, previamente colocada en los orificios de aquella, sujetandolas mediante un pequeño roscado. Esta pieza era una especie de tornillo agujereado y roscado internamente en toda su longitud, ranurado en su parte superior y de forma cuadrada en el otro extremo.

Esta operación debía realizarse "de abajo a arriba", es decir, sujetar en primer lugar los radios a la parte superior de la llanta, empezando por el primer agujero al lado del de la válvula, dirección contraria al de las agujas del reloj y dejando siempre un agujero sin radio ("uno sí y otro no"). Terminado un lado del carrete se sigue el mismo proceso en el otro, para acabar de roscar todas las cabecillas con ayuda de un destornillador. Habitualmente cada radio cruza otros tres, aunque hay otras clases de montaje.

La mecanización de esta operación fue bastante lenta, pero hacia 1960 ya se hacía en una mesa horizontal provista de mordazas para sujetar las llantas y que las trabajadoras accionaban con un pie. Los carretes con los radios se colocaban en el centro y se iban roscando a las cabecillas de las llantas mediante atornilladores automáticos, desplazándose la mesa manualmente. Actualmente, esta operación se realiza de forma muy automatizada.