El futuro

 Para llegar a ser un buen encuadernador además del conocimiento del oficio y de sentir satisfacción al practicarlo, son necesarias, al menos, otras dos condiciones. Por un lado tener sentido estético y por otro ser un profesional paciente, pues en caso contrario los resultados pueden no ser los deseados.

La encuadernación de más calidad proviene de bibliófilos y de la administración pública y la que pudiéramos considerar habitual, sobre todo de las empresas del entorno. En la gran mayoría de los casos se presupuestan los trabajos y una vez aceptados se acomete su realización.

En los últimos años se está reduciendo la demanda, por los nuevos sistemas de archivo y de la creciente utilización de la informática, así como por la pérdida de valoración de la obra artesanal y artística, aplicada al mundo de los libros. Su taller refleja esta situación al haber pasado de emplear seis personas a poco más de una.

Por todo ello no es aventurado esperar como mínimo que se produzca una reducción importante del número de encuadernadores y en el peor de los casos que el oficio acabe siendo una afición más que una profesión.

EncuadernadorFotografías: Carmelo Urdangarin