Maria Carmen Lasagabaster

María Carmen Lasagabaster Padilla, en la vida profesional "Amaia" (Eibar, 1925), es la séptima de ocho hermanos. Cursa sus estudios básicos en la Escuela Pública y a los 13 años, en 1938 se tiene que dedicar al cuidado de niñas con una retribución de "tres duros al mes".

La circunstancia de que su hermana Ana María era raquetista en Madrid favoreció su acercamiento a esta actividad iniciando el aprendizaje que duró cerca de un mes en la Escuela del Astelena de su ciudad natal, continuando con la ayuda de profesionales de la raqueta en el Frontón Chiqui-jai ubicado en la calle Aduana de Madrid.

Como otros muchos eibarreses los primeros pelotazos, con su hermana pelotari, los dio en el frontón Txancha-zelai.

Debutó como pelotari profesional en el Chiqui-jai el 2 de octubre de 1940 con 15 años, lo que era habitual en la época. Se organizaban partidas a 25 tantos con apuestas en buena medida soporte económico de los frontones, casi todos los día en doble sesión a la tarde comenzando a las cuatro y a la noche a las diez. En ocasiones también a las once de la mañana. Asimismo las jugadoras participaban en las quinielas lo que obligaba a las raquetistas a 2 y 3 actuaciones diarias y prolongadas estancias en el frontón.

Maria Carmen LasagabasterMaría Carmen Lasagabaster, "Amaia", en el Principal Palacio de Barcelona hacia 1950.

En 1945 se trasladó a Barcelona al Frontón Principal Palacio donde continuo jugando incluso después de su matrimonio en 1955 con Rodolfo Giménez Prada, músico solista de clarinete del Liceo y posteriormente a la Orquesta Sinfónica de la capital catalana, donde en la época había tres frontones más (Chiqui, Condal y Colón) donde jugaban las raquetistas. Al cerrarse el frontón, en 1975, donde jugaba abandonó la profesión.

Maria Carmen recuerda que vestían blusa y falda blancas y cinturón rojo o azul. En las quinielas falda blanca y blusa roja o azul y cinturón del mismo color que la blusa. Considera que la eibarresa Paz Echeverria "Paz" era la mejor raquetista destacando también la gallega "Lolilla" que fue cantante de zaquera. Guarda un excelente recuerdo de los años que fue raquetista a pesar de los insultos que en ocasiones –pocas- ha tenido que escuchar en el frontón y el acusado callo de su mano derecha consecuencia del manejo de la raqueta.