Los Mediavilla

En la empresa Patricio Echeverría S.A.(Bellota), de Legazpia, especializada a la fabricación de herramientas y piezas forjadas, donde el consumo de tenazas para forja fue, en años anteriores, importante, su elaboración se efectuaba artesanalmente en una de las tres fraguas existentes en la empresa, en la que en las últimas décadas trabajaron Ricardo Mediavilla y posteriormente su hijo, del mismo nombre.

Ricardo Mediavilla (Villamurriel de Cerrato, Palencia, 1928), hijo de agricultor, se inició como aprendiz en el oficio de herrería a los diecisiete años, continuando en el servicio militar como ayudante de herrador. De vuelta a su casa, con veintitrés años, se independizó profesionalmente, instalándose en Boadilla del Camino (Palencia), donde se dedicaba a atender las necesidades de los agricultores de la zona, reparación de arados, elaboración de rejas y piezas diversas, así como al herrado de caballerías.

Todos los trabajos los efectuaba manualmente y la única utilización de la electricidad era para alumbrado. La materia prima de que disponía era, en general, de mala calidad y los rudimentarios medios de trabajo que utilizaba, una fragua construida con adobes, yunque, un taladro de accionamiento manual con un gran volante de inercia y buen número de martillos manuales y herramientas diversas, por lo que debía ingeniárselas para resolver los problemas que le iban surgiendo, teniendo que fabricarse, en ocasiones, las brocas que necesitaba para su taladro.

A mediados de la década de los cincuenta del siglo XX, y como consecuencia del inicio de la mecanización de la agricultura con la introducción de tractores y otra maquinaria agrícola, fue disminuyendo poco a poco el trabajo del herrero tradicional, situación que unida a una oferta de trabajo en Patricio Echeverría S.A., le impulsó a trasladarse a Legazpi, e incorporarse en 1959 a la plantilla de la citada empresa como herrero, ocupándose de una de las fraguas de que disponían.

En cada una de ellas trabajaba un oficial con su ayudante, fabricando las tenazas necesarias para el consumo interno, así como ganchos, argollas, llantas con diversas formas para calderería, reparaciones y mantenimiento y cuantos trabajos similares se les encomendaba para uso en la fábrica.

Recuerda que cuando se inicio su labor en la empresa, los medios de trabajo y maquinaria de que pudo disponer, eran muy superiores a los que utilizaba en su taller de artesano y de esta forma, podía desarrollar su trabajo con mucha más facilidad y con menores  limitaciones.