Joaquín Jauregui realiza su labor en los bajos de su casa familiar, antigua cuadra y posterior criadero de faisanes, de unos cien metros cuadrados, que ha equipado con mesas de trabajo y estanterías, así como baldas con cajones construidos utilizando antiguas cajas de cerveza. El almacén de materiales y productos semi-acabados ocupa un amplio espacio, siendo las herramientas que empleadas las mismas que los carpinteros y tapiceros (tornillos de banco, taladros, alicates, martillos y destornilladores, entre otros).

Muchos de los materiales que utiliza para el montaje son parte de desecho como la madera y la correa para sujetar el cencerro que obtiene del derribo de viejas construcciones. En ocasiones también consigue de chatarrerías y garajes, partes de bicicletas que le son necesarias en su trabajo. Para disponer de cuero y piezas menores como tuercas los desguazadores de coches son lugares habituales de aprovisionamiento.

Sin embargo también se ve obligado a comprar, aunque a precios de “materiales usados”, ruedas, manillares y horquillas de bicicleta. Lo mismo ocurre con los cuernos que adquiere en Salamanca, los cencerros y la “tela de pelo”.

El artesano Joaquín Jauregui trabajando en su taller. (Foto de C.U. 09/05)