Los materiales utilizados

Para la obtención de las vigas y diferentes piezas de madera que componen el casco de un barco, los propios carpinteros compraban árboles en pie, en los montes cercanos. Para la construcción de las costillas o cuadernas y otras piezas curvas elegían árboles con estas formas, no así para quillas que precisaban troncos largos y rectos. Una vez acordado el precio, se ocupaban de talarlos y trasladarlos al astillero.

Generalmente se ha utilizado el roble del país para quillas, cuadernas, codaste y roda, es decir las piezas que componían la estructura del buque, a los baos se construían con acacia, también adquirida en las cercanías del astillero y el forro se hacía con pino o madera de Guinea, que la experiencia demostró como muy adecuada. La madera llegaba al astillero en troncos que había que aserrar a las medidas necesarias para el casco que se estaba construyendo. 

Para evitar su putrefacción la madera de roble se sumergía en el agua junto al mismo astillero y se tenía allí desde un mes a dos años en algunos casos. Con las piezas así tratadas se construía la parte del casco en contacto con el agua, utilizándose madera secada al aire para la parte superior del casco.

Es opinión generalizada entre los carpinteros de ribera que la época del año y la fase de la luna en que se efectuaba la tala del árbol influía de forma importante en la duración de las maderas.

Ya en los contratos para la construcción de barcos en nuestro País en los siglos XVI, XVII y XVIII, se especificaba en qué época debía precederse a la corta de los árboles necesarios.

Los últimos carpinteros de ribera elegían con sumo cuidado la fecha de corte y aunque sus opiniones no eran totalmente coincidentes, predominaba el criterio de que se debía cortar desde setiembre a marzo, eligiendo la fase de la luna, que con frecuencia era el menguante, aunque dependía de la especie del árbol.