Los carreteros

Un constructor del primer modelo fue Florentino Idigoras de Elgoibar, conocido como Urkiola-txiki, quien desarrolla su actividad durante 52 años, y hasta cumplir los setenta, en su taller cercano al puente de Txankakua. Aprendió el oficio con su hermano a quien sustituyó a su fallecimiento. En Valtierra (Navarra) la familia Litago ha construido desde 1870 y hasta hace pocos años los carros utilizados en la zona.

En ambos casos, inicialmente el trabajo se efectuaba totalmente a mano, utilizando azuelas, hachas, garlopas, sierras de mano, barrenas y formones, para posteriormente mecanizar el proceso. Los hermanos Litago entre 1940 y 1945 introdujeron las sierras de cinta y cepillo, taladros para madera y metal, sierra para tablones con banco móvil, así como curvadora de llantas para madera, todos ellos accionados por un sistema de transmisión general mediante ejes y poleas. Las frecuentes carencias de electricidad obligaron a dispone de un motor Lister. Este taller disponía también de fragua y yunque donde se forjaban las piezas de hierro que reforzaban el carro de madera.

El taller de Elgoibar introdujo hacia 1950 la sierra de cinta y el cepillo, aunque su proceso de fabricación mantuvo el carácter fundamentalmente artesanal.

En ambos casos la construcción de carros se complementaba con otras producciones, que en el caso de Idigoras eran principalmente leras y estructuras para tejados que él mismo montaba y los Litiago construían galeras, carros de cuatro ruedas (de hasta 8 tn. de carga), así como arados y otros aperos agrícolas.

Los carpinteros en general y de manera particular los carreteros, tuvieron tradicionalmente una buena consideración social y unos ingresos superiores a los que desempeñaban oficios que pudieran considerarse que requerían conocimientos y esfuerzos similares.