La difícil construcción de las ruedas

Los carreteros utilizaban para cada modelo de vehículo que construían maderas de propiedades distintas según los esfuerzos que debían de soportar. En Elgoibar era necesaria madera de haya para el eje y roble bien seco para las ruedas, así como la acacia y el fresno en sus dos variedades "arra eta emia", siendo las más adecuada esta última. Todos los materiales los adquirían en caseríos de la zona acordando el precio, la cantidad y la fecha de la tala.

En Valtierra las varas o largueros, entre los que se sujetaba la caballería y que además constituían el bastidor del carro, se construían en madera de olmo, que compraban en las subastas de los ayuntamientos cercanos. Otras piezas, como los zoquetes o soportes laterales de la caja se construían con madera de chopos con nudos.

En ambos casos, los mismos fabricantes de carros cortaban los árboles y los llevaban a su taller donde tras aserrarlos se dejaban secar entre dos y tres años. Hacia 1960 Florentino Idigoras pagaba por un árbol de unos 30 años en pie unas 500 ptas.

Para la construcción de las diferentes piezas de madera se utilizaban en muchos casos modelos a escala y plantillas a tamaño natural. Las piezas a preparar se marcaban sobre las maderas e inicialmente, antes de la mecanización de la actividad, se les daba forma primero a mano desbastando con hacha, siguiendo con la azuela, para terminar el afino con el cepillo de mano.

gurpilak nola eginFabricación y montaje de ruedas según L 'Éncyclopedie de Diderot y D 'Alambert de finales del siglo XVIII. A la izquierda un trabajador haciendo los huecos a las pinas utilizando un largo formón. En el centro dos operarios encajando los radios en el cubo, y a la izquierda marcando el perímetro de la rueda con un compás. Es sorprendente la similitud con el proceso y técnicas de trabajo utilizados en Valtierra hasta hace 40 años.

Burdinazko hagunaPreparación de la llanta de hierro para su posterior colocación alrededor del armazón de madera.

Florentino Idigoras comenzaba montando la cama o bastidor con sus travesaños en número de 9 a 11, después construía la vara o "pertuza" central, marcaba los orificios, los perforaba utilizando un barreno manual y acababa a formón, desmontaba la cama y volvía a montar todo el conjunto.

En el taller de los hermanos Litago muchas piezas eran iguales para todos los carros, por lo que se fabricaban en grupos almacenándose para su posterior utilización. Las que eran específicas para cada carro se construían unitariamente.

Pero la mayor dificultad en la construcción de los carros y la que requería más conocimientos y experiencia era la fabricación de las ruedas de llanta metálica de un diámetro de 80 cm.

Se partía de tres tablas de roble, de 80 x 30 cm. y 10 de espesor, bien secos para evitar que se agrietara, y se las unía por sus cantos utilizando unos "siris" o guías, reforzándose todo ello con dos pletinas transversales. A la tabla central se le hacía un agujero cuadrado, donde posteriormente encajaría el eje cilindrico de madera de haya.

Por otro lado un herrero fabricaba las llantas metálicas a partir de un hierro de 3 cm. de grosor y 10 cm. de ancho, curvándolo y soldando a calda sus extremos para lo que se calentaban en la fragua y se martilleaban a brazo sobre el yunque hasta conseguir su perfecta unión.

La operación de colocar la llanta metálica el armazón de madera, era el proceso más característico. Se comenzaba posicionando el aro metálico sobre el armazón de madera, marcándose éste siguiendo la circunferencia interior de aquél para seguidamente cortar la madera sobrante, dejando un diámetro de 2 cm. mayor que el marcado. A continuación se colocaban las llantas en el suelo del patio y con astillas se encendía fuego sobre las mismas hasta alcanzar los 300 o 400°C, con lo que el aro se dilataba aumentando el tamaño del perímetro. Con rapidez y mediante tenazas se colocaba sobre el canto de la rueda de madera y a golpes se introducía hasta dejarlo ajustado, para con mucha rapidez enfriar la llanta con agua y evitar que quemara la madera. De esta forma al enfriarse la llanta se contraía ajustándose con fuerza, con lo que adquiría gran consistencia.

El siseo de la madera chamuscada y del agua sobre el metal caliente junto con la velocidad a la que se desarrollaba esta operación hacía de esta fase del trabajo la crucial de todo el proceso,siendo el buen resultado consecuencia de la experiencia del carretero. Con el paso del tiempo la acción de la intemperie y el trabajo, de las piezas de las ruedas se aflojaban y era preciso colocar nuevas llantas cada dos años para lo que se seguía el proceso descrito.

Las ruedas de radios, de diámetros entre 1,40 y 1,60 m. eran de diseño más elaborado y su construcción más laboriosa. Las ruedas estaban constituidas por un núcleo central o cubo, los radios y las pinas o piezas que formaban el perímetro de la rueda, a su vez recubiertos por una llanta de hierro.

El cubo de la rueda se torneaba a partir de un trozo de madera de fresno, se agujereaba en su centro y se introducía a presión un tubo de hierro destinado a soportar en su interior el eje del carro. A continuación con un divisor se marcaba sobre el cubo los agujeros donde se debían alojar los radios, generalmente 14, se agujereaba a taladro y se daba forma rectangular al hueco, utilizando formones y plantillas.

Los radios se elaboraban utilizando madera de encina catalana muy dura. De la misma forma las pinas o cercos eran de encina procedente de la zona de Estella. Seguidamente se montaba la rueda encajando y ajusfando todas las piezas a macho y espiga, marcándose el perímetro con un compás y se eliminaba con sierra el material sobrante.

La colocación de la llantas metálicas seguía el mismo proceso que las llantas macizas.