Un futuro problemático

Entre las herramientas que utiliza el sastre para su trabajo destacan la aguja, las tijeras grandes específicas para el oficio y el dedal sin fondo, pues las puntadas se dan empujando la aguja con el costado del dedal, lo que permite mayor rapidez, y no por el frente como lo hacen las modistas. Existe un dicho al respecto "Costurero sin dedal, cose poco y aquello mal". Asimismo, utilizan agujas más cortas que las utilizadas por las modistas. Otras herramientas y máquinas necesarias son la plancha, la máquina de coser, el metro o "centímetro", alfiletero, alfileres y tiza o piedra de marcar, a lo que en Barcelona y Castilla llaman jaboncillo.

Los sastres han merecido una buena consideración social aunque en algunos casos se les llegó a atribuir un cierto amaneramiento. Hacia 1950 un aprendiz ganaba 60 ptas. a la semana y en 1960 un oficial, del orden de 500 ptas. En caso de trabajar el domingo por la mañana, lo cual era muy frecuente, percibían 125 ptas.

A finales de los años cincuenta un buen traje (cuya confección exigía entre 16 y 18 horas del maestro) costaba 2.500 ptas. (un pantalón 125), que subió a 6.500 ptas. en 1970 y a 19.000 una década después.

Aunque quedan sastres (se siguen haciendo trajes a medida, principalmente para bodas), apenas hay aprendices y son los mismos maestros los que evitan en algunos casos que sus hijos continúen con el oficio familiar por considerarlo un trabajo muy sacrificado y de futuro problemático.

Todo parece indicar que no está lejos el día en que desaparezca (o quede como figura testimonial) la entrañable figura del sastre que sobre todo en las pequeñas poblaciones, lo era de la familia con la que mantenía una relación que superaba la puramente comercial.

ArtesanoLa automatización de la confección todavía no ha logrado eliminar a los artesanos. (Foto K.L. /12/97).

SastreríaTipica sastrería de los años cuarenta (Fototeka Kutxa).