En esta época se tallaban las figuras manualmente utilizando cinceles y buriles, arrancando el material a golpes de martillo, dando la forma deseada al hueco y acabando las superficies con pequeñas limas de las formas más variadas. Posteriormente las estampas recibían tratamiento térmico.

A partir finales del siglo pasado, con la difusión del uso de las máquinas-herramientas, comenzaron a utilizarse taladros, fresadoras y cepillos para ir desbastando y eliminando material, para seguidamente acabar con precisión el grabado a mano utilizando cincel, martillo y lima.

En el primer tercio del siglo actual, se difundieron las fresadoras copiadoras y el pantógrafo, que permitieron grabar las figuras sobre el acero copiando de un modelo realizado a mano, generalmente en madera u otro material adecuado, al mismo tamaño en la primera máquina y usualmente a escala doble en la segunda.

Estos modelos se fabricaban artesanalmente sobre un taco de madera bien seco para evitar deformaciones posteriores, utilizando formones y gubias. Su elaboración, a escala ampliada, facilitaba el trabajo y reducía los errores y defectos, al ser copiada la figura a un tamaño menor.

El oficio de troquelista requiere conocimientos, habilidad y notable experiencia. (foto Ámaia Ros 05.1996).