Un poco de historia

Las primeras instalaciones existentes en España dedicadas a la fundición de piezas de hierro colado, fueron las Reales Fábricas de Lierganes y la Cavada en Cantabria, en las que a partir de 1622 se fundían balas de cañón y piezas de artillería, utilizando hornos altos en los que se obtenía hierro colado, que por su alto contenido de carbono, no podía ser forjado ni trabajado por otros métodos en la época, siendo útil únicamente para la obtención de piezas moldeadas.

A finales del siglo XVII, le siguió la de Eugui en Navarra, con la misma finalidad, contando en 1720 con dos hornos altos y oficiales fundidores procedentes de Lieja. En 1766 se modernizó esta instalación por cuenta de la Corona, con objeto de producir bombas y granadas y hay constancia de que a partir de aquella fecha, los oficiales franceses, que trabajaban en la fundición, empleaban cajas de madera para toda clase de moldes "y un competente compuesto de arenas, material que no se utilizaba anteriormente".

Su fabricación se llevaba a cabo en talleres de carpintería y de moldeo para la elaboración de modelos y moldes respectivamente, y existía una caballeriza para el abastecimiento de estiércol de caballo, material que se utilizaba como aglomerante para dar consistencia a las arenas y para mejorar su permeabilidad (1).

Moldeo en arena húmedaMoldeo en arena húmeda.

Taller de fundiciónTaller de fundición en el siglo XVIII, según un grabado de la época.

A mediados del siglo XVIII la formación y disponibilidad de trabajadores especializados debía presentar notables dificultades "especialmente en los de la clase de moldeadores, quienes después de haber aprendido el oficio, solicitaban aumento de salario y si no se les concede, cumplido el corto tiempo a que se empeñan se retiran a sus casas". Para evitarlo se estableció que las contrataciones se hicieran como mínimo para cuatro años "pues siendo precisos los dos primeros años para adquirir una mediana inteligencia en el oficio, vienen a abandonarlo cuando pueden ser útiles a las fábricas".

En la época existían "cuatro clases de operarios moldeadores con sueldos diferentes, dos primeras plazas con diez pesos al mes, dos segundas con nueve pesos, dos terceras con ocho y medio pesos y las demás con ocho pesos, debiendo atender en las vacantes a los que manifiestan mayor habilidad y empeño". Todos ellos debían actuar como cabezas de las diferentes cuadrillas instruyendo a los demás.

Se indica también la conveniencia de mantener de "cuatro a seis muchachos aprendices, admitiendo los de once a doce años de edad, pues la experiencia ha demostrado, son éstos los más útiles"(2)dando a preferencia a los hijos de los trabajadores.

El aprovechamiento de la fundición con fines civiles no llegó hasta 1826 en que en Málaga se pusieron en marcha las fábricas "La Concepción" y "La Constancia", diseñadas por el oñatiarra Elorza, general de artillería y metalúrgico, en las que, además de obtenerse hierro dulce y acero utilizando la tecnología inglesa, (obtención del arrabio en hornos altos para a continuación eliminar el carbono no deseado en hornos de pudelar), se colaban piezas fundidas directamente en moldes.

Los antecedentes más lejanos y para usos civiles en nuestro entorno fueron en Bizkaia "Santa Ana de Bolueta", en 1849, y en Gipuzkoa la "Fundición y los talleres de maquinaria de Fossey y Cía", en Lasarte, que funcionaba hacia 1850 y que posteriormente fueron trasladados a Pasajes con el nombre de "Fundiciones de Molinao"(3).

Le siguieron la "Fábrica de hierro San Martín" de Beasain y "Resusta y Vergarajauregui (1869) en Mondragón, así como San Pedro de Elgoibar" en 1877 y "Aurrera" de Eibar y diversos talleres de fundición de Tolosa y Hernani.

Hacia 1950, la fundición de piezas medianas y grandes, en series pequeñas o unitarias, tenía un gran componente manual y precisaba de un buen conocimiento del oficio.

 

(1) El fracaso de la Revolución Industrial en España.Jordi Nadal. Ariel.
(2) Las Reales Fábricas de Eugui y Orbaiceta. Aurora Rabanal Yus. Institución Príncipe de Viana 1987.
(3) El proceso de desarrollo económico en Guipúzcoa. Mª Monserrat Garate Ojanguren. Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Guipuzcoa. San Sebastián 1.976.