Las tareas

Actualmente el practicaje es obligatorio, en España, para buques a partir de 500 GT y de cualquier tonelaje si transportan mercancías peligrosas con algunas excepciones (certificado PEC) para embarcaciones como los ferrys que hagan con cierta regularidad las mismas rutas. Las naves del Estado pueden utilizar los servicios de los prácticos aunque suelen estar exentos del pago de sus tarifas.

Los prácticos reciben “el parte de atraque” de la Autoridad Portuaria, responsable de la seguridad portuaria, con la previsión de los barcos que se prevé lleguen a puerto que a su vez les informan por radio, en las frecuencias establecidas, de su arribada con la antelación necesaria que depende de cada circunstancia. Esto permite a los prácticos cursarles instrucciones sobre el lugar de encuentro y el de su embarque, así como la hora exacta y todo lo referente a las operaciones a llevar a cabo.

Estos profesionales provistos de chalecos salvavidas autohinchables al contacto con el agua, se dirigen al buque que ha solicitado sus servicios (que anteriormente lo demandaban con la bandera G del Código Ingternacional de Señales). en la lancha de prácticos, que en Bilbao siguen llamando vaporcitos, conducida por su patrón (y que se distingue con una P o con el letrero Pilot) comunicándose por radio con su capitán para concretar cualquier cuestión que estime necesario. En ocasiones su traslado se lleva a cabo en helicóptero.

La lancha del práctico se sitúa junto al barco al que va a prestar asistencia navegando a la velocidad adecuada a las circunstancias y manteniendo ambas embarcaciones al mismo rumbo para por medio de una “escala de práctico” que suspenden desde el buque a su costado, subir a bordo momento en que se sustituía la bandera anterior con otra con la letra I.

La preparación de la escala y las operaciones de embarque requieren atención y cuidados especiales, tanto por parte de la tripulación del buque como por la de la lancha de prácticos. Aunque se han experimentado otros sistemas más sofisticados para el trasbordo del práctico, como elevadores mecánicos, izadotes de diversos tipos, etc., ninguna ha ofrecido resultados óptimos. A fin de mantener una cuidadosa vigilancia respecto a las buenas prácticas en una cuestión tan vital, Impa y Empa como organizaciones internacionales de prácticos, realizan frecuentes “campañas de seguridad” inspeccionando detalladamente las escalas y los procedimientos de embarque/desembarque.

Pilotuen txalupa ontzi baten ondoan.La lancha de prácticos junto a un buque.(Foto de Javier Carballo).

Rafael SopeñaEl práctico Rafael Sopeña preparado para agarrar la escala que le llevará a bordo del buque.(Foto de Javier Carballo).

El acceso de los prácticos a los buques conlleva notables riesgos sobre todo en los casos de los de elevado tonelaje, en laste y con mar gruesa habiéndose producido numerosos accidentes incluso con resultado de muerte. En Pasajes sin que haya habido defunciones, en el período 1970/1990 han sido 13 los percances relacionados con la escala en cinco ocasiones por caída del práctico sobre la embarcación, en cuatro por su aplastamiento entre el buque y la lancha, y otras tantas por desplome al agua.

Todo esto explica la singular atención que la Organización Marítima Internacional (OMI) presta a la practicabilidad de las escalas (de madera sin pintar, cuerda de abacá, etc.). Una vez a bordo el habitual apretón de manos entre práctico y capitán está lleno de simbolismo ante el trabajo, en muchas ocasiones difícil y con notables riesgos, que van a llevar a cabo entre ambos.

El práctico va indicando al capitán la derrota más adecuada para el buque en concreto, ajustando los rumbos y velocidades de la navegación y realizando las maniobras necesarias hasta que queda amarrado al muelle al entrar, o en franquía al salir. Según el tamaño y calado del barco, la maniobra a realizar y la intensidad del viento, la corriente o el estado de la marea puede ser necesario utilizar uno o más remolcadores. En algún caso, por ejemplo en Pasajes cuando se trata de barcos grandes, actúan dos prácticos uno a bordo del barco y otro desde el remolcador o desde la lancha.

La coordinación de estas embarcaciones, que es responsabilidad de los prácticos, requiere una gran experiencia pues contribuyen a mantener el rumbo deseado y tienen funciones fundamentales en las tareas de atraque.

El artículo 15 del Reglamento para la determinación del turno en el Practicaje de la barra y puerto de Bilbao de 1 de abril de 1884 ya establecía que “los prácticos irán decentemente vestidos y usarán una gorra de paño azul con visera derecha y ancla de metal para que siempre sean conocidos” y en los Reglamentos de practicajes redactados en cumplimiento del Decreto de 4 de julio de 1958 se ordenaba que “En los actos de servicio los Prácticos usarán traje de paño azul con chaqueta cruzada, con botones de pasta negros y gorra de paño azul de la misma forma que la reglamentaria en la Armada, con carrillera de charol negro y botones de pasta negros, en cuyo frente llevarán dos anclas cruzadas de metal dorado”.

Sin embargo, sobre todo en las últimas décadas, en la costa cantábrica se utiliza vestimenta informal y especialmente equipamientos de seguridad y para protección de agua y viento, aunque en algún puerto se continúa con distintivos tradicionales, como la gorra en Gijón.

Agustin OlaizolaEl práctico Agustín Olaizola agarra la escala e inicia la subida al buque.(Foto de Javier Carballo).

Rafael SopeñaRafael Sopeña subiendo por la escala. (Foto de Javier Carballo).