El Pulpo

El pulpo ("olagorroa", "amarratz", o "amárrate") octopus vulgaris habitual en nuestra costa, inteligente y efusivo, tiene una cabeza bien desarrollada y ojos muy grandes. El cuerpo tiene forma de globo con protuberancias que parecen ampollas y ocho tentáculos anchos en la base y terminados en punta cuya parte inferior está cubierta de ventosas con las que agarra los objetos, camina y lucha.

Los pulpos, que al parecer viven como máximo cinco años, cambian de color según el ambiente en que se encuentran y cuando las circunstancias se lo exigen expulsan tinta para defenderse de sus enemigos. Habitan en la costa entre las rocas cerca de las zonas arenosas alimentándose de quisquillas, gambas, crustáceos y peces que caza mediante el acecho, aprovechándose de su mimetismo hasta que saltan sobre la presa.

El pulpo acude al señueloEl pulpo acude al señuelo que le muestra el pescador. (Foto Amala Ros).

Segregan un veneno (por lo que su mordedura es peligrosa) que paraliza sus presas. Según los que se dedican a su pesca entre Mutriku y Zumaya, su peso habitual pasa del medio kg. en mayo, al kg. en julio y hasta tres y cuatro en setiembre, considerándose una buena pieza el de 2 kgs., aunque se han llegado a pescar de más de 6.

Esta considerado como una de las criaturas marinas más inteligentes, estando sus actuaciones, que pueden ser distintas ante un mismo problema, dirigidas por el cerebro más que por el instinto. Los pescadores saben por experiencia que si se falla una vez el golpe para sujetarlo no volverá a dejarse engañar por el señuelo.

Todos los estudiosos destacan la gran afectividad del pulpo en la época de reproducción (en primavera), cuando abandona su soledad y se funde en grandes abrazos con la hembra con los consiguientes enredos de tentáculos y descuida las medidas de seguridad habituales con las que se defiende de sus enemigos (congrio, mero, etc.).

El macho coloca el esperma junto al ovario de la hembra pero si ésta vuelve a aparearse el segundo pulpo retira el semen del primero y lo sustituye por el suyo.

Cada hembra deposita entre 300.000 y 500.000 huevos de los que poquísimos, quizás dos o tres, llegan a la madurez.