Futuro muy difícil

Los sombrereros han visto amenazada su actividad desde hace muchos años, al menos por una doble razón. Por un lado los cambios en las costumbres y la consiguiente menor utilización de los sombreros y por otra, la pérdida de apreciación de las prendas de vestir individualizadas con la cada vez mayor presencia de productos standard más baratos, fabricados en otros países. Todo ello hace difícil la viabilidad de los talleres de estos artesanos, que los veteranos mantienen hasta su jubilación, o sus hijos, derivan la actividad hacia la comercialización.

Según las informaciones facilitadas por sombrereros, en 1960, en el País Vasco, eran seis, de ellos tres en Bilbao, los artesanos especializados en la elaboración de sombreros para hombres y un número mucho mayor en los de mujeres. Toda esta evolución también se ha reflejado en los precios. En una entrevista a Luis Pirla García, publicada en Enero de 1983, manifestaba que “un sombrero de fieltro flexible, en 1936 costaba 27 pesetas y unos zapatos 25. Hoy (se refería a 1983) cuesta 3.200, cuando los zapatos se acercan a 5.000 pesetas”. Desde entonces esta negativa tendencia no se ha modificado.

Actualmente la figura entrañable del sombrerero tradicional casi ha desaparecido y salvo un muy poco probable cambio radical en las costumbres, en las que la moda juega un papel determinante, habremos perdido para siempre a estos habilidosos artesanos que durante décadas han figurado entre nuestros más respetados ciudadanos.