El trabajo era delicado, previamente utilizando una máquina de precisión eran marcados sobre un disco de metal unos pequeños puntos correspondientes a cada división en grados, pero eran los grabadores los que utilizando su técnica manual de marcado realizaban sobre estos puntos, que les servían de referencia, todas las rayas del divisor unas más cortas correspondiente a cada ángulo y otras más largas (correspondientes a 5 y 10 grados).

Con una escuadra “busca centros” y un punzón marcaban una raya orientada al centro y seguidamente con un buril de fino corte iban a golpe de martillo, marcando todas y cada una de las divisiones, a las que a continuación ponían su numeración utilizando el punzón de número correspondiente. Cuando requerían un trazo muy fino, se utilizaba preferentemente una punceta (punzón de grabar líneas rectas) afilada muy finamente con la que con ligeros golpes de martillo verificados sobre la misma línea trazada por el marcador, se obtenía un buen resultado

Las rebabas de material sobrante, se eliminaban con el buril manual, a lima y con una lija fina, y todo el trabajo se retocaba a mano con pequeñas herramientas para que el surco quedara muy claro a la vista pues este aspecto era fundamental para conseguir un buen disparo.

Uno de los talleres de la fábrica de Placencia, destinado a la fabricación de proyectiles. Destacan el gran numero de trabajadores y las instalaciones de la época. Hacia 1939-40. (Foto cedida por SAPA PLACENCIA).