El aprendizaje

Los grabadores aprendían el oficio comenzando desde jóvenes como aprendices al lado de un grabador experimentado, haciendo primero trabajos sencillos que iban poco a poco aumentando en dificultad y responsabilidad.

Debían aprender a controlar muy bien el buril y su posición y movimiento sobre la pieza que grababan sacando virutas, y aprender a dominar el pulso, lo que solo se conseguía con muchas horas de trabajo manual, pues según un grabador este oficio “no se aprendía mirando”. También a marcar y distribuir correctamente todo el texto sobre la superficie asignada de forma que todas las letras y números quedan uniformemente alineadas y distribuidas, formando un conjunto homogéneo y bien posicionado.

Era muy conveniente que recibieran clases de dibujo lineal, lo que efectuaban fuera de las horas de trabajo, con delineantes de la misma fábrica y otros de la misma población que enseñaban esta técnica a los jóvenes.