El grabado a punzón

Cuando se trabajaba por el primero de los metodos mencionados se comenzaba la labor marcando sobre la pieza con un rayador de mano (estilete de acero con la punta bien afilada y que dejaba sobre la pieza una raya muy fina), el texto o signos que se quería grabar, de modo que estos primeros trazos sirvieran de guía y referencia al resto del trabajo.

Seguidamente y con un punzón de mano, consistente en un trozo de acero de sección rectangular de unos 10 milímetros de lado y en el que a uno de sus extremos se había dado forma estrecha y alargada, recta o curva según las necesidades y que sujetaba con una de sus manos, iba efectuando marcas o penetraciones sobre la superficie de la pieza a grabar, por medio de los golpes que daba sobre él con un martillo que manejaba con su otra mano. El grabador iba desplazando el extremo del punzón sobre la pieza siguiendo los trazos iniciales, de forma que iban apareciendo las letras o números deseados.

El trabajo era totalmente artesanal y tenía sus dificultades hasta que se adquiría la destreza necesaria para su ejecución.

eskuz grabatuakIniciales de la fabrica de Placencia de las Armas, fecha de construcción y numero de serie, grabados a mano sobre el sistema de cierre de una pieza de artillería. P. de las A. 1943 Nº 67 C (Foto J.M.I.).
Para este trabajo el grabador utilizaba punzones con extremos rectos y curvos, así como otros con extremos con formas de letras, números y otros símbolos que por impacto quedaban marcados sobre la pieza. Estos punzones manuales eran fabricados previamente por cada artesano para la realización de estos trabajos. Toda las serie de punzones de diversos tamaños se guardaban después en botes de metal, clasificados por medidas, y así se disponía de este herramental para similares labores que posteriormente habrían de grabarse.

Tras los numerosos golpes el acero desplazado de la ranura que se formaba, quedaba en forma de rebabas sobre la pieza y era preciso eliminarlo limándolo a mano.

Efectuada toda la grabación en bruto, era necesario retocar toda la labor, lo que se efectuaba con el mismo punzón volviendo a golpear con él las zonas no bien marcadas, o definidas o con irregularidades.

Seguidamente y utilizando un buril de “esku aide” ( herramienta manual consistente en una pequeña y estilizada llanta de acero de unos 10 a 15 centímetros de longitud y de 2 a 5 milímetros de grosor, con uno de sus extremos terminado en chaflán y que bien afilado constituye el corte o extremo de trabajo y que dispone en su otro extremo de un mango en forma de pomo de madera y que se impulsaba únicamente con la palma de la mano) igualaba la anchura de los diversos signos efectuados, sacando pequeñas virutas de acero, hasta que todo el grabado quedara bien definido, homogéneo y totalmente acabado.