La elaboración del tubo

A continuación, la horca de tres dientes semielaborada pasa al segundo grupo de máquinas o célula, en la que se fabrica el tubo o extremo en el que se introducirá el mango de madera y que es atendida también por dos trabajadores.

Para ello, vuelven a calentar la pieza por el cuarto extremo y sujetándola con unas tenazas, un trabajador la aplasta y adelgaza, pasándola, varias veces, entre dos rodillos giratorios, primero frontal y luego lateralmente, con lo que el material queda convertido en una especie de paleta ancha y delgada.

Seguidamente, y todavía la pieza caliente, el trabajador la pasa al otro integrante del equipo, quien, en una prensa, le corta el material sobrante utilizando un troquel con la forma apropiada, para pasarla a otra máquina del mismo tipo, en la que, por medio de presión en un utillaje, curva la paleta, de forma que sus extremos se solapen dejándola en forma de tubo, al que, incluso, se hace el agujero por el que pasará el clavo que servirá para fijar el mango.

Estas operaciones se hacen en lotes de tres piezas, que se sacan simultáneamente del horno y se transforman, una tras otra, para seguidamente sacar otras tres. En el caso de que la unión al mango se haga por medio de una espiga, se corta y da forma en una prensa. Entre los dos forjadores elaboran una media de 220 horcas a la hora.