Los Lapeira, celdereros y fundidores

Los Lapeira son una familia que durante cerca de 250 años aparece vinculada a los oficios de calderero y toberero o doberero (fabricante de calderos de cobre y toberas) y cuyos miembros se van transmitiendo esta profesión de padres a hijos, así como la de fundidores. A partir posiblemente del siglo XVIII aparecen relacionados con el molino- ferrería Toberagile, que probablemente fue el origen del nuevo nombre con que se conoce a la casa. Actualmente una parte de sus descendientes siguen habitando en ella, transformada en molino de grano.

La primera noticia que tenemos sobre esta familia es la referente a Pedro de Lapeyre “ferrón de la herrería que llaman nueva de la Villa de Andoayn” quien, en 1675 se dedicaba a aderezar pieles (1). Este debe ser el mismo Pedro de Lapeira que en un documento fechado en 1690 dice de sí mismo que aunque natural de Francia había nacido en Andoain, que era de profesión calderero y clavetero (fabricante de clavos) y solicita que “no se le embarace la venta de objetos de cobre” que elaboraba en la ferrería de Lizaur (Andoain)(2).

Junto a su hijo, Pedro de Lapeira Menor, se dedicaban tanto a su profesión original como a empresarios de ferrerías, y así en 1702, arrendaron la de Olaberria y un año después se ofrecen a construir en ella un martinete para labrar cobre, similar al que años antes, 1693, habían instalado en Lizaur para la misma labor. En años posteriores padre e hijo siguen apareciendo como compradores de mineral y arrendadores de ferrerías, actividad que compaginan con su oficio inicial de claveteros y caldereros en cobre.

FerreríaEn la misma ferrería y fecha, el ayudante introduce un caldero de cobre, en proceso de elaboración, por medio de sus tenazas, entre el carbón encendido de la fragua con objeto de recocerlo y reducir su dureza, para poder ser amartillado de nuevo. La fragua ocupa todo el ancho de la estancia con dos partes diferenciadas, la de la izquierda para el recocido y la derecha para la fundición. En primer plano la cabeza del martillo y el martillador. (Fototeca Kutxa. Fondo Marin).

Nieto del primer Lapeyre debía ser Martín Lapeira, de oficio calderero y doberero (fabricante de toberas de cobre), que aparece en 1735 instalado como tal en la ferrería de Altuna de Urrestilla y de cuya existencia y actividad ha quedado constancia a través de un curioso pleito en el que demanda a un empleado suyo, Pedro del Voz “natural francés y residente en esta Villa (Azpeitia), que le ha estado sirviendo en el oficio de calderero y doberero, en la herrería de Altuna”, por apropiarse de “piezas de cobre viejo (31 libras) especialmente unas que llaman cajaondarras(3). El acusado las debió vender en Andoain a “Juan Ángel de Ansa, también maestro doberero y calderero, vecino de la dicha Villa”, que resultó ser primo de Lapeira, con lo que del Voz fue rápidamente detenido y encerrado en la cárcel de Azpeitia.

En la documentación del juicio aparecen una serie de coincidencias y personajes que nos presentan a algunos miembros de la familia Lapeira como fabricantes de calderas originarios de Andoain y que les vinculan a la práctica de esta profesión con oficiales naturales franceses, pues además del acusado en ella aparecen como testigos varios profesionales de esta actividad y nacionalidad.

Según se describe en el citado proceso Pedro del Voz, del que también se dice que es martillador y “mayor de 19 años y menor de 25”, tras apropiarse del material en el taller en que trabajaba ”el día 31 de diciembre de 1630, día de San Silvestre”, marchó con ellos a Andoain y en un mesón se les ofreció al citado Ansa quien reconoció las piezas como recortes de calderería, procedentes “de algun martinete” (el conocimiento del oficio) y le preguntó por su procedencia, a lo que del Voz explicó que se llamaba Joseph Bruso, era francés, de oficio amolador y que venía de Vizcaya. Tras una negociación ambos acordaron un precio de 5 reales de vellón la libra, de lo que le pagó cinco reales de plata en el acto por el gasto que había hecho en el mesón, quedando pendiente el resto para el día de San Juan.

Vista del interior de la ferrería AzkueVista del interior de la misma ferrería Azkue de Ibarra en 1917. Al fondo la fragua en la que uno de los caldereros maneja una pieza, junto a él el martillador, a la izquierda en el suelo una hilerade calderos de cobre en proceso de elaboración. (Fototeca Kutxa. Fondo Marin).

Entre los testigos aparecen otros miembros del mismo oficio: “Juanes de Donibane, natural francés, oficial del dicho Martín que es maestro de hacer doberas y calderas”; Tomás de Avironet, “natural francés de oficio calderero, de edad 36 años, poco más o menos”, su suegro Pedro de Casas, también calderero y “de 63 años poco más o menos”, todos ellos residentes en Azpeitia.

Los Lapeira debieron instalarse permanentemente en Urrestilla, pues en 1830 Ana Luisa de Lapeira y su sobrino Ramón eran arrendatarios de la casa molino Anchieta-Olaechea (4) y años más tarde, en 1890, figura en el censo José Ramón Lapeira Lasa de 42 años como habitante de la casa-molino Toberagille (y antigua ferrería Anchieta) y de oficio fundidor (5).

Es posible que este último mantuviera el oficio familiar de calderero y fabricante de toberas, pues la fabricación de estos primeros elementos se inicia fundiendo trozos de cobre y hay memoria muy viva entre los actuales habitantes de la mencionada casa, también de apellido Lapeira, de haberse fabricado calderos de cobre en la citada ferrería, siendo la elaboración de los segundos de estos artículos, las toberas, lo que dio lugar al nombre Toberagile, con el que actualmente se conoce a las edificaciones. Todo lo expuesto nos hace pensar que un siglo antes (el XVIII) era algún miembro de la familia Lapeira el que en esta misma instalación trabajaba el cobre, tal como ya hemos indicado al inicio de este trabajo.

Es en 1913 cuando otro Lapeira, Javier Lapeira Gurruchaga, natural de Toberagile da un paso cualitativamente importante en su profesión al fundar la empresa Fundiciones Lapeira instalada en Azpeitia (6) junto al campo de fútbol de Garmendipe, que con criterios industriales se dedicó a la fundición de hierro incorporando posteriormente una sección de fundición de latón.

Fundiciones Lapeira creció dentro del proceso de desarrollo industrial guipuzcoano de la posguerra contando en 1947 entre sus instalaciones con un horno tipo cubilote de 1.500 kg./hora de producción, otro de recocido y otros dos menores para latón.

Tras el fallecimiento de su titular la empresa fue arrendada por Cándido Beitia Aldecoa que en 1952 pasó a ser su titular manteniendo la misma denominación, trasladándola al poco tiempo a una nueva ubicación en Azcoitia. Transcurridos unos años, en 1957, fue absorbida por Beitia, S.A., empresa de nueva creación que asimismo absorbió a Sabi, S.L. dedicada a la construcción de sierras alternativas para metales y tornos revólver. Ambas quedaron unificadas bajo la nueva razón social, para posteriormente, ser el origen de Fundiciones Urtu, industria que recientemente ha cesado en su actividad.

Miguel LapeiraEl molinero Miguel Lapeira. (Foto Javier Carballo).

 

 

(1) Diez de Salazar, L.M. Ferrerías Guipuzcoanas. (pag 252).

(2) Carrión Arregui, Ignacio Mª. La Siderurgia Guipuzcoana en el siglo XVIII.  Ed U.P.V. 1991 (pag 232).

(3) Archivo Municipal de.Azpeitia. Pleito por robo en la ferrería Altuna de Urrestilla. 1735/01/01-1735/12/31.

(4) Archivo Municipal de Azpeitia. Pleito sobre inquilinatos de la casa molino de Olaechea. 1829/01/01-1830/12/31.

(5) Antxón Aguirre Sorondo. Tratado de Molinología. Los molinos de Gipuzkoa.

(6) Registro Industrial de Guipúzcoa.