La pesca con Doris

La pesca de bacalao en Terranova se inició en pequeñas embarcaciones fondeadas en aguas muy próximas a la costa, utilizando redes de deriva o anzuelos transportando a tierra el pescado para su elaboración aunque también se llevaba a cabo en las propias chalupas.

Según Francisco López Capont(1) durante el siglo XVI y años posteriores las embarcaciones que iban a Terranova tenían unas 100 toneladas de bodega, una tripulación de 15 a 20 hombres y provisiones para seis meses. Se pescaba a mano, con anzuelo y rendimientos entre 25 y 200 bacalaos por marinero y día, aunque se daban casos de hasta 400 ejemplares diarios.

Cuando llegaban a los caladeros de Terranova –españoles u otros- una vez guardadas las velas del barco, se dejaba éste derivar lentamente bajo la acción del viento y las corrientes para comenzar la pesca, que se hacía desde una plataforma estrecha que se construía en el costado del velero, donde se ponían, clavados, medios barriles de aproximadamente 1 metro de altura. Allí se embutían verdaderamente los hombres. Y para no caerse trabajaban entremezclados con serrín húmedo. Así, tambaleándose y con peligro de sus vidas, 6 meses. Gran avance representó el olvidarse de esta plataforma anexa a los costados del barco, para colocar los barriles en cubierta”.

El sistema manual tradicional empezó a sustituirse por la utilización de palangres lo que supuso un gran avance. Desde un buque nodriza fondeado en el lugar apropiado se depositaban en el mar pequeñas embarcaciones que utilizaban los pescadores para lanzar las artes. Para evitar que estas chalupas se perdieran, sobre todo por las intensas nieblas, se unían con la principal por medio de cordeles de cáñamo y más tarde de algodón que llegaron a alcanzar una longitud de hasta 5.000 metros.(2)

Pero el mayor progreso se derivó de la utilización de una especia de chinchorros ligeros llamados “doris” o “dorys” de las que se tienen noticias desde el siglo XVI, con cuatro a cinco metros de eslora y bañera poco profunda, careciendo de bancales, siendo la proa y popa muy arrufadas, todo lo cual les dotaba de buena navegabilidad y estabilidad incluso con el mar embravecido. Admitían únicamente dos tripulantes pero tenían la gran ventaja de su ligereza que permitía izarlas a bordo con facilidad y conservarlas en cubierta encajadas una sobre otras, ocupando poco espacio. Algunas naves contaban con más de veinte de estas singulares chalupas.

Las doris y sus tripulantes una vez depositadas en el mar por  la nave principal, con alimentación para toda la jornada, se alejaban siguiendo un trayecto radial lanzando veinticuatro palangres de más de cien metros cada uno provistos de brazoladas. La elaboración de lo pescado se llevaba a cabo en el barco principal. Veteranos pescadores de bacalao de Pasajes nos aseguraban que los tripulantes de las doris utilizaban aparejos de anzuelo “como aquí con los chipirones”, lo que viene a confirmar las manifestaciones de Ignacio Nogueras “Artzu” referidas a los años treinta que recoge José Mª Merino en la obra citada.

Los bacaladeros portugueses mantuvieron esta técnica de pesca hasta 1972 en que el velero de cuatro mástiles “Creuola” con veinte marineros y 57 pescadores completó su último viaje entre Lisboa y Terranova.

Los riesgos que asumían estos pescadores eran muy elevados por los fuertes temporales e intensas nieblas. Además el trabajo a destajo, que se medía por el número de lenguas de bacalao que conseguían, obligaba a faenar incluso en condiciones muy adversas. Los informantes paseitarras, nos han confirmado que en los años cincuenta y sesenta, en aguas de Terranova, recogieron en numerosas ocasiones a tripulantes portugueses de doris perdidos en el mar.

Picando hielo"Picando hielo" a 15º bajo 0. Fototeka Kutxa

 

(1) Euskalerria eta arrantza. La pesca en Euskalerria. Anastasio Arrinda. Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián 1977.

(2) Los vascos en el estuario del San Lorenzo 1535-1635. René Bélanger. Colección Auñamendi nº 132. Zarauz 1980 Terranova.