La elaboración tradicional de tijeras

La obtención del hierro y el acero tuvo en el pasado una notable importancia en nuestro País, así como su transformación en productos terminados, entre los que se pueden destacar los herrajes, clavazón, armas blancas y de fuego, cuchillería, tijeras y herramientas.

Según el historiador José Antonio Azpiazu, que ha investigado exhaustivamente la industria y el comercio de la cuenca del río Deva en el siglo XVI, este valle fue un núcleo importante de fabricación de estos productos, especializándose algunas de sus villas en unos concretos. Así la Villa de Vergara fue un importante centro productor especializado en la elaboración de tijeras y cuchillería, siendo esta actividad una de las principales de los habitantes de la villa, extendiéndose también a poblaciones cercanas como Oñate o Elorrio.

Esta industria se desarrollaba en pequeños talleres tienda con fragua en los que trabajaba un “maestro tijerero” o “maestro cuchillero” ayudado por a lo sumo media docena de trabajadores entre oficiales y aprendices, que utilizaban unas pocas herramientas manuales y una instalación sencilla. La calidad de los artículos fabricados dependía del oficio y de la habilidad de los artesanos.

tallerReconstrucción hipotética de un taller de tijeras del siglo XVI. Al fondo la fragua con su fuelle y a su derecha un artesano forjando una tijera con un martillo de mano. En primer plano a la derecha un trabajador echado sobre su pecho desbasta una hoja de tijera con la piedra o muela circular que hace girar un ayudante. A la izquierda otro trabajador efectúa labores de afilado. (Dibujo de Yulen Zabaleta).

Alrededor de esta actividad se desarrollaron otras auxiliares como las de los maestros “baineros”, que elaboraban guarniciones de cuero para los cuchillos y las tijeras, y estuches y cajas de madera para su presentación y transporte. A ellos había que añadir suministradores de materias primas “ hierro bueno en bergajones para obra de cuchillería”, materiales para su elaboración, piedras abrasivas para los trabajos de amolado y afilado que se traían de Oñate, herramientas y fuelles de cuero para las fraguas, así como carboneros, transportistas y comerciantes.

Según el mismo investigador, una consecuencia de esta y otras actividades derivadas del hierro y acero fue que cuando en el siglo XVI el 90% de la población de Europa vivía de la agricultura, las villas del valle del Deva dependían en su mayoría de estas industrias.

La fabricación de tijeras y cuchillos centrada en Vergara se vio favorecida por la existencia de un importante mercado en esta Villa que se celebraba periódicamente y que atraía a numerosos comerciantes y transportistas (mulateros o arrieros), lo que facilitaba la salida y comercialización de sus productos.

Los artesanos “tijereros” y cuchilleros de Vergara y su zona de influencia disponían además de una materia prima de calidad, pues elaboraban sus productos “con buen metal de hierro y acero” y en concreto con el “acero de Mondragón”. Un acero de gran calidad y prestigio para la época por su capacidad para recibir un buen temple, y que se obtenía en la villa que le daba su nombre por un proceso de obtención muy particular y elaborado, consecuencia de muchos años de experimentación, y a partir de mineral de hierro extraído de las laderas del monte Udala.