Perfilar y grabar

Para su labor utilizaba buriles del tamaño de un lápiz, con mango de madera y punta de acero redonda y afilada, o bien provistos de un extremo de metal sobre el que iba fijada una punta de diamante y se clasificaban por números (4,8...). Ambos tipos se utilizaban para marcar líneas finas, o perfiles y contornos, que posteriormente se vaciaban con otro tipo de buril con punta de acero en forma de lanza y mango también de madera, operación que se llamaba macizar. Los de punta metálica se afilaban periódicamente frotándolos a mano contra una piedra rugosa especifica que se guardaba en una caja.

El grabador, sentado frente a una mesa, sobre la que colocaba, con gran concentración, la piedra, y permanentemente inclinado sobre la misma, dedicaba días a grabar una sola imagen. En esta posición sujetaba el buril en su mano a la manera de un lápiz y, con su punta, iba efectuando los trazos pacientemente. Para efectuar cada uno, la punta de diamante penetraba en la superficie de la piedra y efectuaba una fina incisión.

Para evitar marcar o ensuciar la superficie, apoyaba su mano sobre una tablilla elevada sobre la piedra por medio de dos soportes laterales, e incluso, evitaba dirigir su aliento sobre la zona de trabajo, pues podía eliminar las marcas del polvo azul que le servían de guía. Cuando los trazos eran finos y muy próximos, precisaba usar una lupa o "cuenta hilos" que apoyaba sobre la piedra.

Primero marcaba los perfiles o límites del dibujo y seguidamente iba efectuando los trazos interiores, los sombreados los conseguía efectuando líneas paralelas y rectas más o menos próximos e incluso, con tramos de rayas cruzadas, para lo que se ayudaba de una regla.

Si quería obtener un trazo o una superficie gruesos, efectuaba usando el buril, dos líneas finas paralelas que marcaban su perfil  y, a continuación, trabajaba entre ellas utilizando un raspador, herramienta con mango también de madera y punta de acero en forma de lanza, operación que como ya hemos señalado,se llamaba "macizar".

En toda esta labor de grabado, el artista no podía tener un solo error ni desliz  con el buril sobre la piedra, pues los trazos o marcas no se pueden borrar y, en caso de que ocurrieran, era preciso comenzar de nuevo toda la figura sobre una nueva superficie virgen. Según José Álvarez Flores, "un buen grabador no se puede permitir una raya de más."

Acción de Lizarriturri y RezolaAcción de Lizarriturri y Rezola obtenida a partir de una piedra litográfica grabada manualmente en 1923 por José Alvarez Flores.