El sistema de extracción

En la primera mitad del siglo, se iniciaba la tarea eligiendo el lugar de la cantera donde se iba a llevar a cabo la voladura, buscando siempre el mayor rendimiento con el menor trabajo (decisión en lo que los facultativos de minas tenían parte relevante), para pasar a desbrozar y eliminar la vegetación, así como retirar toda la cubierta ("sanear el terreno"), hasta tener a la vista la roca limpia, para lo que se utilizaban azadas, picos, hachas y "corbillos" (parecidos a las hoces). Las cestas eran importantes para alejar a hombro los materiales sobrantes (tierra, ramas, hierbas, etc.).

Se seguía con la perforación de los barrenos (cavidades cilindricas abiertas en la roca), operación que los años cincuenta ya se efectuaba con martillos y perforadoras accionadas neumáticamente, y manejados por los barrenistas (anteriormente con herramientas manuales). A continuación el artillero (conocido como dinamitero), trabajador especializado en el manejo y colocación de explosivos, rellenaba con cartuchos de pólvora negra estos huecos, en toda su extensión, desde su fondo hasta 3 ó 4 m de la superficie exterior. Los cartuchos se iban introduciendo uno detrás de otro empujando con largas varas cilindricas de madera. Finalmente, se terminaba de rellenar el orificio con tierra suelta, comprimiéndola fuertemente (retacar) con las mismas varas de madera. La mecha de pólvora se colocaba al primer cartucho introducido, y finalmente, se unían entre sí las mechas de todos los barrenos cargados. "Había que ser artista para saber donde y como colocar las cargas, pues la roca tiene muchos secretos" nos decía un viejo y experimentado dinamitero.

Teniendo en cuenta que la llama en la mecha avanzaba a una velocidad de 1 m. cada 90 segundos, el artillero debía calcular la longitud para disponer del tiempo necesario para protegerse de los efectos de la explosión.