La pesca desde las embarcaciones fondeadas en el centro del río, “atoian”, se efectuaba introduciendo un pescador la “baia”en el agua desde la proa, lo más profundo posible, y llevándola verticalmente hasta la popa, arrastrada por una cuerda tirante, que era recogida por un carrete o molinete, accionado a mano por otro pescador, a través de un pescante y una polea. Al sacar la “baia” a la superficie se observaba, con la iluminación del farol, si se habían capturado angulas, si la “calada” había sido positiva se volcaba la “baia” sobre el tamiz de la artesa o “angula aska”, en donde quedaban depositadas.

Esta operación se realizaba continuamente en tanto se obtenían capturas, de no ser así se cambiaba de ubicación.

Ramón Beitia, pescando angulas con baia desde Kalaleku.