Anguleros

Anguleros, es el nombre con se les denomina popularmente a los pescadores de angulas o “txitxardinak”, alevines de las anguilas, que desarrollan su trabajo en los ríos, desembocaduras de los mismos, estuarios o rías.

La actividad del angulero no es un oficio de dedicación plena, ya que solamente se practica durante las estaciones de otoño e invierno y la ejercen, en horas libres y por las noches, personas de diferentes profesiones.

Desde el siglo XIX la practicaban la mayoría de los “baserritarras” ribereños y a partir de mediados del siglo XX se incorporaron algunos marinos de pesca de bajura, que en la época de la llegada de las angulas, habían acabado la “kostera” en el mar.

Pesca de angulaPesca de angula desde embarcación fondeada en el centro del río, en Aguinaga.

Fue a partir de los años setenta del siglo XX cuando se incrementó la afluencia de pescadores de angulas, propiciado por la estimación gastronómica y su consideración como un plato de lujo en los restaurantes y, consiguientemente, por el elevado precio que se cotizaba en el mercado. En el encarecimiento del precio también contribuyó la disminución de sus capturas, posiblemente como consecuencia de la alta contaminación de los ríos guipuzcoanos durante aquellos años.

El trabajo de los anguleros es muy duro e implica cierto riesgo, ya que la pesca de la angula hay que realizarla de noche, a la intemperie, generalmente soportando temporales de lluvia, viento, y sometidos a las corrientes y riadas producidas por las precipitaciones, ya que durante un periodo de lluvias es cuando más propicia es la pesca.

Antiguamente vestían prendas impregnadas con aceite de linaza, para que el agua resbalara sobre las mismas, y protegían su cabeza con una boina y con un saco de arpillera. Un farol con dos velas o un candil de carburo era su sistema de alumbrado. Generalmente pescaban en solitario, lo cual agravaba la peligrosidad de la profesión, habiéndose producido algunos accidentes mortales.

En la actualidad los sistemas de pesca han evolucionado favorablemente, así como la vestimenta y el alumbrado, pero los pescadores también se arriesgan más y siguen ocurriendo accidentes mortales, como el acaecido en el estuario del río Urola de Zumaia, la noche del día 1 de Enero de 2001, en donde murieron los hermanos Ceferino y José Manuel Urbieta del caserío “Artia”, como consecuencia del vuelco y hundimiento de su motora, producido por una ráfaga de fuerte viento.